A veces paseo sobre la ausencia
a la hora en que las luces
enfrían sobre las calles aceitadas
su memoria y su destino,
siempre queda un viento nocturno
en las aceras que no existen,
igual que las orillas de esos mares
que prescinden de nombre,
como tú o como yo,
que buscamos en las horas desalmadas
adverbios impropios y palabras sin dueño
anhelando los latidos de algún resto
deshabitado y perdido entre la luz
y las hojas harapientas por el frío.