Si una palabra no existe,
espera decorada de carmín y viento
en la antesala del silencio,
donde aprende a extinguir
su tiempo de respuesta,
a no decir nada
y silenciar con agonía
en la distancia iluminada,
sobre los verbos apagados.
Si una palabra no existe,
espera decorada de carmín y viento
en la antesala del silencio,
donde aprende a extinguir
su tiempo de respuesta,
a no decir nada
y silenciar con agonía
en la distancia iluminada,
sobre los verbos apagados.
Cada vez que me atrapa la duda,
me sirvo tragos de aire y esperanza
y pienso amalgamado en mi criterio,
sobre el duelo equidistante de la brisa.
Algunas veces soy metal
cauto brillo solitario de las aguas,
un mero trámite de sueños empezados
acólito ferviente de lo simple,
vividor tenaz igual que bebo
auspiciando lo probable entre las reglas
del astuto desencanto y menoscabo,
otras veces soy de veras,
una suma entre fracasos y secuelas,
sobre célebres canciones de nostalgia
y el desvelo paulatino de tu risa.
versión audipoema por Nono Vázquez
De vez en cuando
despliego circunloquios incomprensibles
hacia las tenues argamasas del papel,
y desciendo con los versos
por las leves pretensiones
que me llevan a escribir, al menos,
otro poema más en tu memoria.
Sin saber el destino de mis vuelos
pude ver la luna recostada
sobre el cielo de un espejo,
la noble luna, aquel concepto aprendido
que se adentra en mi memoria
y desquebraja la esperanza en
algo que amedranta el silencio de las sombras,
la noble luna en la distancia preparada
para que nada sea presente,
como aquella escapada sin dueños desalmados,