Y qué de la vida,
el aire dibuja mi pretexto
como esa figura en los espejos
que repta desde el fuego,
corazón que reescribe mi nombre
entre sangre abarrotada.
rompo el himen turbulento
bajo la luz que me diseña,
como un humilde crápula
que se nombra sin nombre
en una hora concisa.
Y qué de la vida,
mis ojos inexorables emergen
cuando me entiendo,
diablo díscolo del cielo
sobre las llamas erguidas
de vuestra presencia,
así me muestro yo,
nacido desde la ausencia
besando el cristal que nos nombra,
Bienvenido de nuevo Jorge. Precioso blog y bello poema. Felicidades al equipo.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Buen poema, Jorge; buena lectura, Marina...
ResponderEliminarMe ha gustado esa combinación de música, poema e imagen. Felicidades al autor y a la locutora realizadora.
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