jueves, 30 de abril de 2020

Tierra mojada

versión audiopoema por Nono Vázquez
Aquella infancia troquelada
sobre las huellas recientes
en los charcos como espejos,
la sonrisa del secreto intemporal
bajo el delirio infinito
de nuestras correrías vespertinas,
y el olor de los juegos
sobre la tierra mojada
que acompañaba explícita
como una pequeña dosis de ansiedad
y acaparaba los caminos
para indagar en mi pequeño ser
cuando ocurría,
cuando todo era una palabra larga
como aquel olor
tan inexplicable como necesario.

Todavía persisten las nubes
de la infancia
que hacen borrones en las calles,
todavía huelen las yemas de mis dedos
a tierra virgen, agua y viento ,
el amargor de los viajes inconclusos
que lo impregnan todo
de tierra y humedad,
macerando en la garganta
como un regalo dulce
que lo era todo, apenas nada.

No conocí nunca a nadie
que habitara desde el gesto la negación,
que prohibiera el suave cierre de sus ojos
ante la frágil presencia
de aquella rara ósmosis,
papilas y nervios predispuestos
para frenar el movimiento
en una calle cualquiera
preñando nuestras caras despistadas
con sentidos escondidos
de los que no se hablaba nunca,
o así yo lo recuerdo.

Todo lo demás fue tiempo transcurrido
que no contabilizábamos nunca,
simplemente no hacía falta.
Agua y polvo de arena
en nuestras gargantas,
una meta irreprochable y la partida
en aquel verano cualquiera
que nos hizo grandes a imagen y semejanza,
conviviendo limpiamente con la vida
como ese olor a tierra mojada.

Foto Jorge Romero

No hay comentarios:

Publicar un comentario