versión audiopoema por María Canovaca y Nono Vázquez
Primera voz: María (Dejó de estar)
Y dejó de estar,
como deja de estar el silencio
cuando los ojos se miran.
En silencio,
sin mirar,
se fue.
corrió.
Para no herirse,
huyó.
Desapareció como la palabra en el vacío de una traqueotomía.
Tocó la carne y se esfumó.
Para callar me mató,
mantis humana…
para que me callara escuchó punk, hip hop y rock…
para que me callara de su mente…
pero no lo logró.
Y dejó de estar para poder ser,
para desaparecer:
"como el puño en una mano abierta".
Segunda voz: Jorge (Los que se van)
No es la mirada primera
cuando la noche sembrada
al abrigo de la ausencia,
cuando se usurpa la razón a la palabra,
no es el tiempo a la zaga
de las pequeñas muertes,
cuando se pueblan de silencio los caminos,
y los espejos sin sonrisa
lastran las orillas noche y día.
No es la edad, o sí,
lanzadas las preguntas
todo queda y nada vale
en el vagón de lo pasado,
como el eco sin la espera,
primavera de balcones
que acuna entre recelo
a los hombres sin retorno.
No es la mirada primera
ni la lucha sin sentido
naufragada en la sangre imaginada,
no los caballos de batalla sin montura
ni los jinetes abrazados sin bandera
por una vida erguida ante los ojos,
kamikazes de la ira y el destierro
no es el agua lo que queda
ni nosotros los huidos,
crezco lejos cada día
para sentir el pulso que me premia
para llenar de júbilo el presente
y crezco y creo que sigo vivo todavía.
Me reitero, no es la mirada primera
ni la edad, o sí,
yo quiero ser el dueño lúcido de mi presencia,
la que más me acuna en el espejo que me mima
la que muestra mi rostro desnudo
capaz de amar como la fúlgida luz
de una memoria limpia,
y no, no es la mirada primera
la que busca desde el aire
el laurel que habita en la partida.
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| Ilustración María Canovaca |
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